Como ya estamos en semana santa, es hora de que nos pongamos a hacer uno de los postres típicos de esta época, unas riquísimas torrijas clásicas. Bueno, tengo que confesaros que yo las hago cuando me apetecen porque es una de esos postres sencillos, humildes y buenísimos que además le alegran el día a cualquiera. Estas torrijas mi madre nos las hacía muchas veces y la verdad es que siempre nos han gustado mucho. Eso sí, os advierto de que hagáis pocas, porque si hacéis muchas no vais a poder dejar de comer hasta que se acaben, y recordad que ya está cerca la operación bikini 😉
Ingredientes:
-pan del día anterior (que tenga bastante miga)
-leche
-huevos
-1 palo de canela
-corteza de limón (o naranja, o las dos)
-azúcar
-canela
-aceite de oliva suave (para freír)
Elaboración:
Lo primero es poner a hervir la leche con la canela y las cortezas para que coja sabor. En cuanto hierva la dejamos reposar y enfriar un rato.
Mientras se hace la leche vamos cortando el pan en rebanadas.
Cuando la leche esté templada vamos metiendo las rebanadas de pan hasta que se empapen bien.
Las rebozamos en huevo. Hay que tener cuidado al manipularlas porque se quedan tan blanditas que se rompen con facilidad.
Ponemos a calentar abundante aceite en una sartén y vamos friendo las torrijas.
Cuando estén por un lado les damos la vuelta y las dejamos dorar por el otro.
Según las vamos friendo las vamos sacando a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Cuando estén listas les echamos un poco de azúcar por arriba.
Si nos gusta, también les podemos espolvorear un poco de canela a nuestras torrijas clásicas.
Mirad cómo estaban por dentro, súper blanditas y jugosas. El sabor era buenísimo, con ese toque de limón y canela que llevaba la leche.
Saludos.
Sé.
loquesecocinaencasa
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